Nos volvemos de Bolivia (físicamente, aunque el corazón permanece allí) sabiendo que nuestro destino es más que nunca América Latina. Está naciendo una nueva generación internacionalista de revolucionarios guevaristas. Se está forjando poco a poco y con los pies en el barro. Lentamente van sedimentando las enseñanzas y va surgiendo una nueva mística militante que ya no se deja seducir, cooptar ni fagocitar por los dinerillos estatales. Comienza a nacer una nueva camada de revolucionarios con un desafío inmenso por delante.