El impacto económico de la crisis ya es visible en toda la región. Existe una crisis de dominación estadounidense, pero se vislumbra una contraofensiva. El carácter acotado o perdurable de la declinación norteamericana no está definido. La primera potencia preserva un liderazgo militar aceptado por sus competidores. Un eventual escenario multipolar acentuaría la asociación de las elites locales con las potencias hegemónicas. Esta política subimperialista consolida la desaparición de la vieja burguesía nacional. Los pueblos sufrirán duros embates si no afianzan la RESISTENCIA al atropello que se avecina.