Aunque en la época de Marx el movimiento feminista no estaba constituido como tal, existían voces herejes que cuestionaban la dominación patriarcal, uniéndola a la lucha de clases.
Una de las precursoras es Flora Célestine Thérèse Tristán, quien defiende en La Unión obrera la igualdad entre hombres y mujeres. Tristán es una crítica radical del matrimonio y de la vida cotidiana de las mujeres de su época. En Paseos en Londres las describe como las proletarias de los propios proletarios, fórmula teórica que haría escuela dentro del marxismo. Engels, por ejemplo, la retoma en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Flora trabaja por la emancipación de las mujeres y, a la vez, de toda la clase trabajadora.
Ya desde La sagrada familia Marx asume explícitamente la defensa de su feminismo contra sus críticos (principalmente los llamados “jóvenes hegelianos”). Dice que Flora es una precursora de altos y nobles ideales.
Marx no se limita a la simpatía teórica por esta corriente radical. Cuando en la Primera Internacional Madame Law era integrante del Consejo General, Marx exhorta a Elisabeth Dmitrieff a que vaya a París y establezca la sección de mujeres de la (Asociación Internacional de los Trabajadores - AIT).
Junto a las legendarias Louise Michel (que comanda un batallón femenino en las barricadas de París, salvajemente reprimidas y asesinadas por “incendiarias”), Madame Fautin y Hortense David, Elisabeth Dmitrieff se convierte en líder de la Unión de Mujeres para la Defensa de París durante la Comuna de 1871.
Después de la muerte de Marx, diversas revolucionarias intentan conjugar la lucha de clases y, al mismo tiempo, la emancipación de la mujer enfrentando a veces la indiferencia, el machismo y hasta la hostilidad de los dirigentes socialistas.
Entre otros nombres emblemáticos merecen destacarse los de Vera Ivánovna Zasúlich (1851-1919, interlocutora de Marx en Rusia), Alexandra Kollontai (1872-1952, dirigenta bolchevique), Clara Eissner Zetkin (1857-1933, dirigenta comunista alemana), Rosa Luxemburg (fundadora del Partido Comunista Alemán-Liga Spartakus) y Raya Dunayevskaya (1910-1987, gran teórica marxista, interlocutora de Trotsky).
No es casual que en 1917 la revolución rusa de febrero haya comenzado precisamente el Día de la Mujer (27/2/1917 en el calendario ruso, 8 de marzo según el nuevo, fecha propuesta y sugerida para conmemorar el día internacional de la mujer por Clara Zetkin), cuando las obreras de Petrogrado manifiestan contra la guerra y por el costo de la vida.
El marxismo revolucionario del siglo XX cuenta entre sus principales dirigentas a la española Dolores Ibárruri Gómez (1895-1989, legendaria dirigenta comunista), a las cubanas Haydée Santamaría (1922-1980, cofundadora del Movimiento 26 de julio y asaltante del cuartel Moncada en 1953) y Celia Sánchez (1920-1980, cofundadora del Movimiento 26 de julio y también asaltante del cuartel Moncada), a la vietnamita Nguyen Thi Binh (legendaria guerrillera de las fuerzas insurgentes de Ho Chi Minh), a la argelina Djamila Boupacha (histórica guerrillera del FLN, salvajemente torturada por los colonialistas franceses), a la nicaragüense Luisa Amanda Espinoza (1948-1970, militante sandinista) y Mónica Baltodano (comandante sandinista del FSLN), a la salvadoreña Lorena Peña (comandante, primero de las Fuerzas Populares de Liberación - FPL, y luego del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional - FMLN), a la alemana Ulrike Marie Meinhof (1934-1976, fundadora y principal dirigenta de la Fracción del Ejército Rojo - RAF, “suicidada” por los demócratas de Alemania Occidental), a la argentino-alemana Haydée Tamara Bunke Bider (1937-1967, combatiente guerrillera del ELN al lado del Che Guevara, caida en combate en Bolivia), a la italiana Margherita Cagol (¿?-1975, cofundadora de la organización revolucionaria Brigadas Rojas), a las argentinas Ana María Villareal de Santucho (1936-1972, combatiente guerrillera del PRT-ERP, asesinada en “la masacre de Trelew”) y Alicia Eguren (1924-1977, dirigenta de la insurgencia del peronismo revolucionario, luego afin al PRT, secuestrada, desaparecida y asesinada en la ESMA), Mariana Paez (integrante del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo - FARC-EP, recientemente asesinada por el fascismo en Colombia) entre muchísimas otras.
No es casual que el feminismo burgués, académico e institucional, financiado por las ONGs, no hable ni una sola palabra de todas ellas, nuestras queridas y entrañables compañeras.