Todos los días, pero fundamentalmente para esta fecha, convivimos muy fuertemente con los compañeros detenidos desaparecidos de Mercedes Benz. Aparecen en las anécdotas desopilantes, en el trabajo cotidiano, en los gestos fraternos, en las tareas que nos unían y también en las que provocaban fuertes discusiones. Los vemos vitales, felices, construyendo hermosas familias.
Los imaginamos compartiendo un vino y haciendo más amigable la desilusión que muchas veces nos invade. Los vemos defendiendo a los compañeros de la patota del Smata en la plaza de Morón o haciendo colectas para el conflicto de la Ford.
¡Si pudiéramos volver el tiempo atrás!
Si hoy fuese 8 de Octubre de 1975 [el golpe de estado se realiza en Argentina el 24 de marzo de 1976] y los compañeros estuvieran con nosotros
Acaso no pararíamos la fábrica buscando recuperar nuestra representación gremial usurpada por los matones de un sindicato? Si ese sindicato pretende recuperar el espacio patoteando una asamblea, no nos hubiéramos defendido otra vez? Y si en la lista de 115 despedidos estaban los compañeros que la tarde anterior habían ido al gremio, no hubiéramos profundizado la lucha nuevamente? Es fantasioso afirmar que estaríamos todos cantando mamadera mamadera o los 4000 adentro o los 4000 afuera?
Si el gremio una vez superado el conflicto, ilegalmente dejara a nuestras familias sin cobertura social durante años, hubiéramos entregado nuestra conquista? Los compañeros desaparecidos, junto a nosotros, lo hubieran permitido?
Muchas veces, equivocadamente, nos invade la culpa de haber sobrevivido o de no haber podido impedir lo que se nos vende cómo inevitable.
Culpa ni castigo es la que no tienen los que fueron responsables y cómplices. Los que delataron, los que traicionaron a su clase.
No es casual que la represión más salvaje se diera en los sectores del SMATA [sindicato de los obreros del sector] que se opusieron a José Rodríguez [máximo burócrata del sindicato] y su patota. En el SMATA cordobés de René Salamanca [dirigente sindical secuestrado y desaparecido], en la fábrica Ford donde incluso funcionaba un centro clandestino de detención y en la fábrica Mercedes Benz.
El titular del gremio declaró en el juicio de la verdad [juicio a los militares y represores] en la ciudad de La Plata, que él no sabía que había desaparecidos en nuestra fábrica. Raro que desconociera el resultado de sus gestiones.
Los que crecimos en la vida con el ejemplo que nos dejó aquella época, los que aprendimos que las palabras solidaridad, compañerismo y proyecto no son meras utopías, vemos a cada compañero en cada hecho cotidiano donde están involucradas esas palabras.
Los volvemos a ver en cada gesto fraterno y en cada carcajada. En cada hijo y en cada trabajador de la fábrica.
Pero también los vemos en nosotros cuando no olvidamos y cuando reclamamos justicia.
Esa justicia que parece nunca llegar para los traidores.
Compañeros,
Miguel Grieco, Alberto Arenas, Alberto Gigena, Hector Belmonte, Juan José Mosquera, Fernando Del Conte, José Vizzini, Jorge Leichner, Esteban Reimer, Victor Ventura, Charles del Carmen Grossi, Diego Núñez, Oscar Baumann, Carlos Cianciala
HASTA LA VICTORIA!