Discurso en homenaje a Mario Roberto Santucho

18.Jul.15    Apuntes para el debate
   

(México, 16 de julio de 1977) “Santucho creyó en la unidad de la teoría y la práctica, y si entre nosotros pudo haber diferencias tácticas o hasta ideológicas, no existen fronteras que nos separen en la guerra contra el enemigo común. Las únicas fronteras son las que aíslan a los oportunistas, a los acomodaticios, a los especuladores. Y de esta raza no era Mario Roberto Santucho. Y de esta raza no son quienes vemos en él un adelanto del argentino que hoy resiste y pronto barrerá de nuestra tierra a los agentes del coloniaje y de la opresión para que reine la paz y pueda la inteligencia desterrada volver para que la Patria querida sea el hogar de la humanidad integrada y superior”. (Leer artículo completo haciendo CLICK en el título)


[NOTA INTRODUCTORIA]

El historiador argentino Rodolfo Puiggrós (1906-1980) fue uno de los principales intelectuales enrolados en la izquierda peronista. Su primera militancia la realiza en las filas del Partido Comunista (PCA) durante la década del ‘30 y comienzos del ‘40. Como miembro de esa organización publica textos clásicos de historiografía. Entre otros: Rosas el pequeño, Los Enciclopedistas y De la colonia a la revolución. Dirige entonces la revista de teoría marxista Argumentos. Más tarde, a mediados de los años ‘40, se escinde del PCA y funda el Movimiento Obrero Comunista (MOC). Adhiere entonces al peronismo y comienza a editar el periódico Clase Obrera. Luego del golpe de estado de 1955 se exilia en México. Allí, en el periódico mexicano El Gallo Ilustrado, mantiene durante 1965 un prolongado debate teórico con André Gunder Frank, uno de los máximos impulsores de la teoría de la dependencia. Siempre en el exilio, reúne sus principales textos sobre historia argentina -varios tomos- en una obra gigantesca titulada Historia crítica de los partidos políticos argentinos. Más tarde, regresa a la Argentina y en 1973 es nombrado - durante el corto gobierno de Héctor J. Campora- rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Perseguido y amenazado por el grupo parapolicial y paramilitar Alianza Antocomunista Argentina (AAA), Puiggrós marcha nuevamente al exilio mexicano. Completamente desgarrado por el asesinato de su hijo Sergio (joven militante de la organización Montoneros), Rodolfo Puiggrós termina sus años del exilio militando orgánicamente en Montoneros y encabezando campañas de solidaridad con la revolución cubana, con la naciente revolución sandinista y denunciando internacionalmente las violaciones a los derechos humanos de la dictadura del general Videla y sus cómplices. Muere durante un viaje a La Habana en 1980.

El siguiente texto -inédito- recoge el manuscrito de archivo [tipeado a máquina], base de la intervención oral de Puiggrós, realizada en México el 16 de julio de 1977, en homenaje a Mario Roberto Santucho (1936-1976). Líder máximo del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), quien cayó combatiendo a la dictadura militar un año antes de este homenaje (el 19 de julio de 1976).

Creemos que la lectura de este documento histórico puede resultar sumamente útil para las nuevas generaciones.

Bien vale la pena releer a Puigrrós, quien lejos de todo maccartismo y a pesar de estar enrolado en la izquierda peronista (y de ser uno de sus principales ideólogos…), no deja de rendir tributo y explícito reconocimiento a la izquierda marxista revolucionaria.

[FIN DE NOTA INTRODUCTORIA DE LA CÁTEDRA DE FORMACIÓN POLÍTICA ERNESTO CHE GUEVARA]


El sábado anterior, con motivo de celebrarse el 161 aniversario de la declaración de la Independencia Argentina un ministro de la tiranía, cuyo nombre olvidará la historia evocó “con nostalgia desde la pequeñez actual -así se expresó- los tiempos pasados”. Dijo: “Como Diógenes buscamos hoy desesperadamente, con un candil que ya se apaga, al hombre arquetipo, y encontramos sólo espectros que nos consolidan en el convencimiento de una verdad dura e irrefutable: ¡A qué bajo nivel hemos llegado!. Las cenizas de nuestros antepasados seguramente crepitan de vergüenza al comprobar que hemos dilapidado un patrimonio moral de valor inestimable…La república argentina necesita avivar ese fuego regenerador para que en él se consuma la mediocridad, el oportunismo, la obsecuencia, la cobardía y el egoísmo, y para que renazca una nueva República”.

El crepitante ministro ofreció con sus palabras un dramático y exacto cuadro del medio social en que se mueve y de la baja condición moral y cultural de los hombres que ocupan posiciones públicas, hombres que dicen representar al “ser nacional” y son, en verdad, la “nada nacional”. El Diógenes ministerial no encuentra, con “un candil que ya se apaga”, en los altos círculos que frecuenta y lo enajenan, los personajes que salven a la Argentina de “la dimensión de nuestra crisis, de la profundidad de nuestra decadencia. Desconocemos si los miembros de la Junta Militar, los directores de los diarios oficiosos y la intelectualidad servil se sintieron aludidos por la irreverencia nihilista del autocrático ministro. Tampoco sabemos si éste funcionario del genocidio fue a buscar en la ESMA o en los 49 campos de concentración y casas de torturas el “fuego regenerador” que antiargentinos de escasísima inteligencia y alma criminal aplican con el fin de cumplir las órdenes de sus amos imperialistas y de una oligarquía apátrida que sólo piensa en salvarse de la ira del pueblo.

Mientras otro ministro promete doce años de torturas, hambre y de destrucción, doce años de muerte, cárcel y exilio de los mejores argentinos para crear lo que llama, con trágica ironía, la “verdadera democracia”, de las entrañas fecundas de nuestro pueblo nacen y nacen los arquetipos de la sociedad del mañana, los héroes de la Patria Socialista. El martes próximo se cumple el primer aniversario de la muerte en combate de uno de los más grandes de ellos. Desde esta tribuna del “Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino”, de la “Casa Argentina”, rendimos emocionado homenaje fraternal al tucumano Mario Roberto Santucho y en él, a los héroes que dieron su vida y a los millares que luchan en todos los rincones de nuestra República, día a día más numerosos, convencidos y combativos por una sociedad soberana y justa.

Santucho nos dejó un ejemplo que perdurará a través de los siglos. El ejemplo de los revolucionarios auténticos, de los que se entregan a su causa con pasión integral, de los que no miden los riesgos, ni esperan que otros se jueguen por ellos en nombre de una falsa superioridad intelectual.

Santucho creyó en la unidad de la teoría y la práctica, y si entre nosotros pudo haber diferencias tácticas o hasta ideológicas, no existen fronteras que nos separen en la guerra contra el enemigo común. Las únicas fronteras son las que aíslan a los oportunistas, a los acomodaticios, a los especuladores. Y de esta raza no era Mario Roberto Santucho. Y de esta raza no son quienes vemos en él un adelanto del argentino que hoy resiste y pronto barrerá de nuestra tierra a los agentes del coloniaje y de la opresión para que reine la paz y pueda la inteligencia desterrada volver para que la Patria querida sea el hogar de la humanidad integrada y superior.

Homenajeamos en Mario Roberto Santucho a nuestros muertos que vivirán eternamente en la memoria de los argentinos. A latinoamericanos de la gloria mundial de los Che Guevara y los Camilo Torres desde cuya altura sentimos lástima por los capitanejos que roban, violan, torturan y matan en los escasos minutos de sorpresa que les dejó nuestro error y nuestra ingenuidad. Y a nuestros muchachos y muchachas que preparan la victoria final sin medir los sacrificios.

A Julio Roqué
Norma Arrostito
R.Ortega Peña
Paco Urondo