No somos de los(as) que hacemos las ofrendas y reconocimientos al Che para cerciorarnos de que esté bien muerto. Estos son tiempos del Che, en mayor escala que aquellos que le tocó vivir. Tiempos, además, para degradar y descalificar tal y como se lo merecen las traiciones, las renegaciones, las simulaciones, los blandenguerías y los acomodamientos de quienes desde falsas poses de izquierda se convierten en factores funcionales al sistema de dominación
ya en sus variantes duras, ya en sus variantes light.