La guerra sucia contra el pueblo colombiano se inició aquellos días lúgubres y jamás cesó ni mermó un ápice. Todo lo contrario: ella se ha tornado cada vez más cruel y destructiva, y ha sido impuesta y asumida con una perversidad record por la implacable y voraz oligarquía de ese hermano país, por el imperialismo estadounidense, por los generales de horca y cuchillo y el régimen terrorista-narco-para militar de Uribe. Por eso la lucha armada tuvo y tiene razón de ser y raya en la necedad negarlo.
Camaradas venezolanos/as, Compatriotas todo/as de nuestra América, de la Patria Grande de Bolívar, luchadores(as) del mundo:
Siendo muy jovencito -durante aquellos años del inicio de la primera ola revolucionaria continental iniciada por la revolución cubana, cuando Fidel, el Che y Camilo encendían de amor por la justicia nuestros corazones- recuerdo haber oído hablar elogiosamente de aquel comandante guerrillero-campesino apodado Tiro Fijo, que ya tenía dos décadas en las tupidas y escabrosas selvas colombianas. Ya entonces Manuel Marulanda comenzó a ser para nuestra generación revolucionaria una leyenda admirada.
Nos cuentan sus camaradas de vida, amores y combates, que siendo muy joven, al camarada Manuel (que ya participaba en las luchas sociales y políticas del lado de los mejores intereses de su patrie y de su clase) -mientras jugaba billar en un pequeño poblado campesino- le vinieron a contar del asesinato del líder popular Eleazar Gaitán, del Bogotazo y del inicio de aquella horrible matanza del régimen conservador que alcanzó los 300 mil asesinatos.
Entonces, sin aspaviento, hizo lo que todo auténtico revolucionario de esos tiempos -y en tales condiciones- debía hacer: tomar el monte y el fusil.
Y desde entonces hasta el día de su muerte física - pasando rápidamente a desplegar la heroica resistencia de Marquetalia, adoptando en breve la militancia comunista y asumiendo con gran pasión el proyecto socialista- nunca abandonó las selvas colombianas, no cedió a nadie su fusil, ni resignó una sola de sus convicciones revolucionarias ¡Largos años de riesgosos combates y duros sacrificios! De victorias y reveses, de dolores y alegrías.
La guerra sucia contra el pueblo colombiano se inició aquellos días lúgubres y jamás cesó ni mermó un ápice. Todo lo contrario: ella se ha tornado cada vez más cruel y destructiva, y ha sido impuesta y asumida con una perversidad record por la implacable y voraz oligarquía de ese hermano país, por el imperialismo estadounidense, por los generales de horca y cuchillo y el régimen terrorista-narco-para militar de Uribe.
Por eso la lucha armada tuvo y tiene razón de ser y raya en la necedad negarlo.
A lo largo de los últimos 60 años, el comandante Tiro Fijo, en lugar de rehusar ese reto histórico, contribuyó como el que más a crear y conducir el ejército del pueblo que ha contrarrestado y contrarresta esta guerra sucia e implacable; acompañando así, desde la lucha guerrillera y desde el combate revolucionario integral, a todas las fuerzas sociales y políticas que por otros medios luchan también por una nueva Colombia donde reine la paz y la justicia.
¿Díganme de un caso similar en nuestra historia moderna?
¿Díganme si esto no merece ser reivindicado en grande?
Por eso y porque honrar enaltece las mejores causas, damos inicio este necesario y trascendente reconocimiento.
Por eso inauguramos hoy esta hermosa placita y damos a la luz este busto del camarada Manuel, el primero que se erige en su honor a escala planetaria.
En tierra dominicana, las mano de un gran artista plasmó en esta hermosa escultura la figura del guerrillero de los guerrilleros, Comandante Manuel Marulanda Vélez, para ser plantada aquí, en la Patria Chica de Simón Bolívar, libertador de libertadores de nuestra América, justamente en esta heroica y emblemática barriada 23 de enero, precisamente cuando se cumplen seis meses de su fallecimiento.
Esto para mí tiene un delicioso sabor a revolución de verdad, a Patria Grande Liberada, a continuidad de la gesta de Bolívar, renovada y enriquecida por el comandante Chávez.
Por eso hice un alto en mis intensos quehaceres dominicanos para acompañar en esta ocasión en Venezuela a los(as) camaradas de nuestra Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) y a los/as compatriotas venezolanos/as presentes y los(as) luchadores(as) de América y el mundo que nos acompañan.
Al recibir la noticia del fallecimiento del camarada Manuel Marulanda, a quien siempre admiré y valoré como uno de los luchadores y conductores revolucionarios más firme, persistente, sagaz, inteligente y abnegado de las insurgencias modernas, me salieron del alma estas palabras que deseo compartir con ustedes:
¡Que difícil ser como él!
Nacer campesino para nunca dejar de ser,
vivir para nunca morir,
luchar por la vida, toda la vida, más allá de la muerte.
¡Que difícil tirar como él!
con tanta puntería como él,
durante tanto tiempo,
tantas veces
con fusil y sin fusil.
¡Qué difícil es organizar tanta gente como él!
formar tantas guerrillas como él
organizar un ejército del pueblo como él.
Combatir tanto sin caer.
crecer tanto sin doblarse,
aprender tanto sin endiosarse,
multiplicarse tanto sin dejar de ser.
¡Qué difícil es luchar tanto y tan bien!
arriesgarse tanto,
sacrificarse tanto,
renunciar de esa manera a lo normal.
Tantas veces,
innumerables veces,
todo el tiempo.
Sí, es difícil luchar tanto y tan bien,
es difícil querer y darse a querer tanto como él.
Hay otros, otras pero no tan, tan…como él.
Los hubo, las hubo, con más letras que él
pero no tan sabios como él.
Nadie fue tan perseguido,
tan calumniado
Nunca hubo tanta saña y mentiras,
tanto odio,
tanta pus
tantos estigmas contra el amor y la justicia
Tanta maldad contra la esperanza,
tanto terror a nombre de la libertad,
tanto despotismo a nombre de la democracia.
Nunca había sido tan larga y accidentada la marcha,
nunca había sido tan persistente la pelea por la felicidad
con tanto y tan largo coraje.
¡Nunca!
Nunca había sido desafiada tantas veces la muerte en la lucha por la vida.
Nunca la poesía y el canto habían alegrado tanto la tristeza,
nunca habían vencido tantas veces el dolor,
presto siempre su corazón a acoger tan lindos versos y hermosos compases.
¡Qué difícil es ser como él!
Nadie pudo intimidarlo,
nada logró amilanarlo.
¡Nada!
¡Nadie!
Ni las grandes maquinarias de la guerra,
ni el terrible poder destructor de los halcones.
Nada pudo vencer su capacidad de amar y combatir.
¡Qué difícil es ser tan comunista y bolivariano como él!
Qué difícil es morir para vivir eternamente como él
en el pecho de su amor,
abrazado tiernamente por su espesa, húmeda y hermosa selva insurgente,
cálidamente acogido por el inmenso cariño guerrillero que sembró.
Leyenda ayer,
leyenda hoy.
¡Leyenda siempre!
Ejemplo imbatible de rebeldía justiciera y emancipación.
Tiro Fijo-Humanidad.
Tiro Fijo-Revolución.
Ser como él es difícil
pero hay que ser, hay que ser, hay que ser
Por todo esto -y mucho más- estoy seguro de que los pueblos de nuestra América habrán de rendirle, al correr de los años y al compás del debilitamiento de una de las más grandes distorsiones mediática registradas en la historia mundial de la comunicación y del potente influjo de la ideología dominante, el tributo merecido; tan inmenso como inmensa fue la humanidad de esta humilde, modesto y sacrificado hijo de las entrañas campesinas del pueblo colombiano.
Tan justa reivindicación histórica habrá de tener lugar también al compás del necesario debilitamiento de la mezquindad y la cobardía de ciertas izquierdas ablandadas, reforzadoras de mentiras y potadoras de silencios infames. La verdad, la dignidad y el decoro habrán de abrirse paso para ilumi9nar la conciencia colectiva.
Aquí, en la Venezuela bolivariana y antimperialista del comandante Chávez, donde vuelven a retomar actualidad la lucha por la nueva independencia, la nueva democracia y el nuevo socialismo, en plena marcha de este nuevo y original proceso de reformas avanzadas hacia una nueva revolución, estamos dando un paso puntual y trascendente por esa necesaria reivindicación continental y mundial de esta leyenda revolucionaria personificada en el comandante Tiro Fijo.
Camarada Manuel: ¡Presente!
¡Bolívar Vive! ¡El Che Vive¡ ¡Caamaño Vive!
¡La lucha sigue!
Narciso Isa Conde
Coordinador de la Presidencia Colectiva de la CCB.
26 de septiembre, 2008, Caracas, Venezuela.