¿Qué hacer?. Problemas candentes de nuestro movimiento

15.Dic.05    Libros
   

[Libro completo] La “libertad de crítica” es hoy, sin duda, la consigna más en boga, la que más se emplea en las discusiones entre socialistas y demócratas de todos los países. A primera vista es difícil imaginarse nada más extraño que esas alusiones solemnes a la libertad de crítica, hechas por una de las partes contendientes. ¿Es que en el seno de los partidos avanzados se han levantado voces en contra de la ley constitucional que garantiza la libertad de ciencia y de investigación científica en la mayoría de los países europeos? “¡Aquí pasa algo!”, se dirá toda persona ajena a la cuestión que haya oído la consigna de moda, repetida en todas partes, pero que no haya profundizado aún en la esencia de las discrepancias. “Esta consigna es, por lo visto, una de esas palabrejas convencionales que, como los apodos, son legalizadas por el uso y se convierten casi en nombres comunes”.


En efecto, para nadie es un secreto que en el seno de la socialdemocracia internacional* contemporánea se han formado dos tendencias cuya lucha ora se reaviva y levanta llamas ora se calma y consume bajo las cenizas de impresionantes “resoluciones de armisticio”. En qué consiste la “nueva tendencia, que asume una actitud “crítica” frente al marxismo “viejo, dogmático”, lo ha dicho Bernstein y lo ha mostrado Millerand con suficiente claridad.

La socialdemocracia debe dejar de ser el partido de la revolución social para transformarse en un partido democrático de reformas sociales. Bernstein ha apoyado esta reclamación política con toda una batería de “nuevos” argumentos y razonamientos concertados con bastante armonía. Se ha negado la posibilidad de basar el socialismo en argumentos científicos y demostrar que es necesario e inevitable desde el punto de vista de la concepción materialista de la historia; se ha refutado la miseria creciente, la proletarización y la exacerbación de las contradicciones capitalistas; se ha declarado carente de fundamento el concepto mismo de “objetivo final” y rechazado de plano la idea de la dictadura del proletariado; se ha denegado que haya oposición de principios entre el liberalismo y el socialismo, se ha rebatido la teoría de la lucha de clases, afirmando que es inaplicable a una sociedad estrictamente democrática, gobernada conforme a la voluntad de la mayoría, etc.

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