[Libro completo] La personalidad de Antonio Guiteras aparece inscrita por naturaleza propia en la desmesura, en el reino mitológico de la paradoja. Si bien es cierto que Julio Antonio Mella y José Antonio Echeverría, los dos grandes líderes estudiantiles de la historia cubana, murieron antes de cumplir los 26 años, Guiteras con esa edad fue en los hechos el primer ministro de un Gobierno Revolucionario (septiembre de 1933enero de 1934) y, al caer en combate dos años después, sin cumplir aún la venerable edad de 29, habría prefigurado las premisas prácticas y los fundamentos ideológicos de la política revolucionaria en Cuba para todo el siglo XX.
Si no un lugar tautológico, lo joven es casi siempre un territorio retórico. Rebelde, irreverente, entusiasta, son términos presentados como sinónimos de lo joven. Sin embargo, esos calificativos sirven casi siempre de coartada para justificar conductas juveniles sin reconocerles entera legitimidad. De hecho, un pensamiento de matriz conservadora asegura que los jóvenes son el futuro, pero ello no es cierto: los jóvenes son también el presente.
Pero Guiteras que fuera calificado de forjador de falansterios de la comunidad joven, capaz de hacer la república nueva, por un periodista de El País en septiembre de 1933 no es un símbolo, strictu sensu, de la juventud cubana. No fue siquiera un líder estudiantil en su época, pues la necesidad económica familiar lo arrojó muy pronto al trabajo.1 No obstante, su tan precoz como tenaz profundidad histórica lo alejan per se del carácter propio de la juvenilia, para hacerlo ingresar en el panteón de héroes de gesto fruncido de la historia nacional. La significación de Guiteras en el devenir cubano podría encuadrarse, en efecto, solo con gran dificultad como un líder juvenil.Leer libro completo [PDF]